26.6.12

...con la frente marchita

Mount Cook - New Zealand
Primero que nada voy admitir que vuelvo acá casi por necesidad. Vuelvo también a mi país, después de 6 meses en la lejanía. Pero en ese caso, no volví por necesidad, ni por obligacion, simplemente volví. 
Me reencontré con mi lugar, desde el mas grande - Argentina - hasta el mas chico - mi habitación - y a la vez me encontre con cosas nuevas, sobre todo con mi nueva forma de pensar y de ser, aunque estas dos se determinen mutuamente. 

No estudie patología este año, pero aprendi mas de lo que hubiese aprendido acá en años. Cosas sutiles como importantes, inservibles, como totalmente necesarias. Y eso me traje, miles de enseñanzas y  fotos nuevas
Pero acá estoy otra vez, totalmente predispuesta a que me empiece a gustar mi vieja rutina (agregando a esta, el aumento del subte y la adicción de viajar impregnada) o al menos a tolerarla como antes, para evitar una catástrofe anímica. 

1 comentario:

Mu Cephei dijo...

Hay momentos en los que uno tiene la certeza de estar en el lugar y el momento correcto. Ultimamente llevo varios de esos.
Llegué por casualidad a este blog, viendo qué podía decirme google con el enunciado "La consumación es la peor enemiga del deseo". Veo ese cortometraje tan gracioso, y luego me ahogo en el resto de las palabras escritas en otras entradas.
A veces uno tiene la sensación de estar completamente solo; y es que pese a la empatía, al final tus dolores son solo tuyos, puesto que es tu carne la que los sufre mientras el mundo solo observa y lo asocia a experiencias personales. Estiramos los brazos a través del vacío buscando alcanzar a un otro, pero sin encontrar más que a nosotros mismos. Y sin embargo, vengo aquí y me veo a mí. Veo mis incertidumbres y mis pasiones reflejadas tras tus palabras, y nuevamente me hago consciente de que alguien más ha sentido lo mismo que yo hace años, y de que probablemente otras millones de personas también lo han hecho sin dejar testimonios. Ahora mismo me siento como un aleph, como si en mí se entrecruzaran todas las experiencias de la humanidad. ¿Es ésta la afamada mirada al vertiginoso abismo del que hablaba Bataille?
El hombre aparece ante mí como la encarnación perfecta de la dualidad. Somos la discontinuidad continuada. ¿Dónde están mis límites?
Es curioso estar reflexionando todo esto en base a las vivencias de una persona que quizás ahora mismo esté muerta.