San Telmo se vuelve un rojo bermellón, la batucada esta por terminar su recorrido. Una estatua de carne y hueso repite su obra al compás de una moneda caer. Una milonga callejera en la plaza central mueve las piernas de esos cuerpos antiguos que nunca se olvidaron de como bailar.
Vos, yo y ese muchacho que pide fuego interrumpiendo la conversación mas de una vez. Increíble! El desnivel de piso le enseña a nuestra mesa a bailar. Pasan los minutos y finalmente llegan los vasos, el mozo y la cuenta final.
Se vacían los vasos mas rápido de lo que esperábamos, no queremos pero nos tenemos que levantar, San Telmo se queda sin fuego para el muchacho, sin nuestra ágil conversación. Esa mesa deja de bailar, como también esas personas en la plaza central.
Se cierra el Telón...
6 comentarios:
Mir´´a que bueno! Bien escondido lo ten´´ias. Linda tarde aquella en San Telmo. Un beso nena!
jaja, si, a diferencia de las cosas que escribis y espío mientras te bañas.
yo no hablo de esas coincidencias
estan las que vos creas para que parezcan, y estan las puras, esas que relamente te sorprendes que pasen, que pensas "que coincidencia!"
pero... realmente lo son? o hay algo más?
a eso voy... vos hablas de la situacion armada para que termine en una coincidencia, que en realidad fue buscada!
pido ejemplo, sigo sin entenderte
en san telmo todas las mesas bailan... y el sábado el candombe fue demasiado
muy lindo, me encantó.
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