Mi sábado se redujo a un dialogo cíclico, que a medida que se repetía se escuchaba cada vez menos natural. Un dialogo casi obligado, impuesto y desgastante.
- Hola
- Hola
-¿Queres que te ayude con algo?
-No, estoy mirando.
-Bueno cualquier cosa decime, viene todo por talle.
-Dale, te digo.
-No, estoy mirando.
-Bueno cualquier cosa decime, viene todo por talle.
-Dale, te digo.
(minutos después)
-Bueno, voy a seguir mirando, gracias.
-De nada, Hasta luego.
De vez en cuando se agregaba a este juego de palabras otras frases como "esto no me entra ni en una pierna, querida" o el famoso salvador de silencios incómodos: "hace frío afuera eh". En fin, el dialogo cíclico llego a su fin, y por hoy, no tengo mas ganas de hablar.
* la de letra negrita soy yo.
2 comentarios:
ay ay ay, la gente va perdiendo la juventud...
que triste eso...
te entiendo, pocas cosas me ponen de mal humor. y no encontrar algo cuando quiero gastar.. es lo peor.
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